Sigue sin funcionar la acogida de refugiados en la UE

«Ha quedado demostrado que las cuotas obligatorias de refugiados generan mucha división y que su aplicación ha sido inefectiva.» Estas son las palabras que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dirigió a los líderes de la Unión Europea en la última cumbre del consejo. En una carta previa, había profundizado en la crítica contra la política migratoria europea. Según Tusk, el papel de la UE sólo tiene que ser de apoyo a los estados afectados, porque son los únicos que ‘pueden abordar de manera efectiva la crisis migratoria’. De este modo, Tusk daba por enterrada la solidaridad entre los estados miembros y dejaba el problema en los países fronterizos de la UE.

Aun así, el presidente del Consejo Europeo tuvo que rectificar esta última parte a raíz de las críticas de varios países, entre los cuales Italia y Grecia, donde llegan la mayoría de migrantes: este año 119.247 y 29.085, respectivamente. El presidente griego, Alexis Tsipras, dijo que las declaraciones eran ‘inoportunas e inútiles.’ También le llovieron críticas de las mismas instituciones europeas. El comisario de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, calificó las palabras de Tusk de antieuropees.

Diferencias de criterio en cada país

Tusk se ha mostrado partidario de endurecer la política migratoria desde el estallido de la crisis de los refugiados el 2015. Además, ha vinculado siempre el debate migratorio con la seguridad ciudadana y ha defendido que terceros países, como por ejemplo Turquía o Libia, hagan de dique de contención por la migración.

Sus palabras a los dirigentes europeos son un guiño al bloque del este de la UE, que han sido los más reticentes a facilitar la acogida. Concretamente, países como Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia han intentado boicotear o poner trabas al sistema de cuotas. De todos modos, Tusk no va errado cuando califica de ineficiente el programa de acogida.

El sistema de las cuotas de acogida

En septiembre del 2015, a raíz del drama de los refugiados a la Mediterránea y los Balcanes, la UE decidió impulsar un sistema de cuotas de acogida –en un plazo de dos años– para garantizar un reparto ecuánime de los refugiados encallados en Grecia e Italia. Primero, se fijó un objetivo de 120.000 personas, que después se aumentó hasta las 160.000. Una cifra fácilmente asumible teniendo en cuenta que las llegadas de migrantes fueron de 1.015.078 (2015) y 362.753 (2016).

Veintisiete meses después, el programa de cuotas agoniza. Se han incumplido todos los plazos y ha sido definido como ‘un gran fraude’ por la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. La carencia de voluntad política hizo que la UE rebajara la pretensión de acogida por debajo de las 100.000 personas, en un intento de cumplir el compromiso, pero en septiembre de este año los estados miembros sólo habían acogido poco más de 30.000 personas, un tercio del objetivo.