Tipos de financiación para empresas

financiación para empresas

Cada año, miles de personas fundan empresas. Mientras que sus negocios pueden ser diferentes, todas estas personas tienen una cosa en común, todos ellos tuvieron que recaudar dinero para la financiación con préstamos empresas, para así obtener el negocio y para poder cubrir los gastos corporativos.

Guía para la financiación para empresas

Esta breve guía trata de las formas más comunes de financiar tu negocio, junto con algunas advertencias importantes que debes tener en cuenta.

Está escrito específicamente para los propietarios de pequeñas y medianas empresas que no tienen ningún deseo de convertirse en expertos financieros, pero sólo quieren tener una buena empresa.

Hay dos maneras básicas de financiación para empresas: deuda y equidad

  • Deuda

Un préstamo o línea de crédito que te proporciona una cantidad fija de dinero que tiene que ser reembolsado dentro de un período de tiempo, donde la mayoría de los préstamos están garantizados por activos, lo que significa que el prestamista puede quitar los activos si no paga.

Un préstamo también puede ser sin garantía, es decir, sin activos específicos que aseguren el préstamo.

  • Equidad

Consiste en vender una parte de tu negocio, siendo esta parte conocida como la venta de una participación accionaria. En este caso, generalmente no tienes que pagar la inversión porque el nuevo propietario del patrimonio obtiene todos los beneficios, derechos de voto y flujo de efectivo asociados con esa participación en el capital.

Independientemente del nombre del producto, todas las soluciones de financiación consisten en deuda, capital o una combinación híbrida de ambos. Ten en cuenta que no hay soluciones buenas o malas.

La mejor solución para ti, depende de tus circunstancias y requisitos específicos.

Ahorros

Quizás la manera más fácil de financiar un negocio es usar tu propio dinero. En un mundo ideal, debes ahorrar dinero durante un período de tiempo y utilizar este dinero para financiar tu negocio.

Esta es probablemente la manera más sabia, más conservadora y más segura de comenzar una compañía. Sin embargo, un problema obvio con este tipo de financiación es que estás limitado por la cantidad de dinero que puedes ahorrar.

Algunos empresarios llevan esto un paso más allá y sacan dinero de sus casas, es decir, a través de una línea de crédito hipotecario, sus planes de retiro o pólizas de seguro y usan esos fondos para administrar sus negocios. Esta es una estrategia muy arriesgada porque, si el negocio falla, debes estar parado para perder tu casa, retiro y tu seguro.

Y dado que muchas pequeñas empresas fracasan en los primeros cinco años, las probabilidades se apilan en tu contra.

Guardar para comenzar o para funcionar un negocio es una gran idea

Sin embargo, estamos en contra de usar ahorros de jubilación, préstamos hipotecarios, préstamos de seguros y fuentes similares para financiar negocios riesgosos. Debes considerar hablar con un asesor financiero calificado si planeas hacerlo.

Cabe mencionar que esta es una opción un poco complicada debido a que en varios países recaudar este dinero, lleva años, por lo que optan por otras vías de financiación que no son tan fáciles como utilizar tu propio dinero.